miércoles, 17 de octubre de 2007

BREVE BIOGRAFÍA DE ROSALIO CARDENAL CASTILLO LARA

El cardenal Rosalio Castillo Lara nació el 4 de septiembre de 1922 en San Casimiro, diócesis de Maracay, Venezuela.

Fue sobrino de Lucas Guillermo Castillo, Arzobispo de Caracas.

Educación: Entró en la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco, Bogotá, Colombia. Estudió en las casas de estudio salesianas, en Colombia. También en el Ateneo de Salesiano, en Turín donde obtuvo el doctorado en derecho canónico. Finalmente, estudió en la Universidad de Bonn, Alemania.

Sacerdocio: Ordenado el 4 de septiembre de 1949, en Caracas. Director de estudios del Instituto de San José, en Los Teques, 1949-1950. Continuó sus estudios entre 1950-1953, en Turín. Presidente de la Asociación Venezolana de Educadores Católicos en 1953. Fue miembro de la facultad del Ateneo Salesiano, de 1954 a 1957,
en Turín; y de 1957 a 1965, en Roma. Continuó sus estudios en Bonn, en 1962.
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Miembro numerario del Instituto de Investigación y Estudio en Derecho Medieval en Toronto. Provincial de la Sociedad Salesiana en Venezuela, de enero de 1966 a agosto de 1967; ayudante regional para América Latina, Cono Sur, 1967-1971; consejero para la pastoral de la juventud, 1971-1973.

Episcopado: Elegido obispo titular de Precausa y nombrado coadjutor, con derecho de sucesión, de Trujillo, en Venezuela, el 26 de marzo de 1973. Consagrado, el 24 de mayo de 1973, en Caracas, por el Cardenal José Humberto Quintero Parra, Arzobispo de Caracas. Asistió a la III Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, el 27 de septiembre al 26 de octubre de 1974. Secretario de la Pontificia Comisión para la Revisión del Código de Derecho Canónico, el 12 de febrero de 1975. Asistió a la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Puebla, México, el 27 de enero al 13 de febrero de 1979. Presidente de la Comisión Disciplinaria de la Curia Romana, el 5 de octubre de 1981. Pro-presidente de la Pontificia Comisión para la Revisión del Código de Derecho Canónico, el 22 de mayo de 1982. Promovido a arzobispo, el 26 de mayo de 1982. Pro-presidente de la Pontificia Comisión para la Interpretación Auténtica del Código de Derecho Canónico, el 18 de enero de 1984.

Cardenalato: Creado Cardenal diácono, el 25 de mayo de 1985; recibió la birreta roja y la diaconía de Nostra Signora de Coromoto in S. Giovanni Dio, el 25 de mayo de 1985. Presidente de la Pontificia Comisión para la Interpretación Auténtica del Código de Derecho Canónico, el 27 de mayo de 1985. Asistió a la II Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano, del 24 de noviembre al 8 de diciembre de 1985; a la VII Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, del 1 al 30 de octubre de 1987. Presidente de Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, el 6 de diciembre de 1989. Asistió a la VIII Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano, del 30 de septiembre al 28 de octubre de 1990. Presidente de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, el 31 de octubre de 1990. Asistió a la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Europa, en Ciudad del Vaticano, del 28 de noviembre al 14 de diciembre de 1991. Enviado especial del papal al IV Congreso Nacional Mariano, en Guanare, Venezuela, del 29 al 31 de mayo de 1992. Participó en la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para África, Ciudad del Vaticano, del 10 de abril al 8 de mayo de 1994; a la IX Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano, del 2 al 29 de octubre de 1994. Renunció a la presidencia de la Administración, el 24 de junio de 1995. Optó por el orden de los cardenales presbíteros y su diaconía fue elevada, pro hac vice, a título el 29 de enero de 1996. Enviado especial del papa a las ceremonias de clausura del V centenario del nacimiento de San Juan de Dios, Granada, España, del 7 al 8 de marzo de 1996. Renunció a la presidencia, el 14 de octubre de 1997. Asistió a la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos, en Ciudad del Vaticano, del 16 de noviembre al 12 de diciembre de 1997. Con permiso del papa, pasó a residir a Venezuela, en 1997. Enviado especial del Papa al III Congreso Eucarístico Nacional de Colombia, en Cali, del 16 al 18 de octubre de 1999. Enviado especial del Papa al II Congreso de Eucarístico Regional de las Antillas, en Castries, Santa Lucía, del 18 al 21 de mayo de 2000; y al Congreso Eucarístico Nacional de Argentina, en Córdoba, del 8 al 10 de septiembre de 2000. Perdió su derecho a participar en el cónclave cuando cumplió los 80 años de edad, 4 de septiembre de 2002.
(Tomado de la página: www.globovision.com )

ROSALIO CASTILLO LARA, IN MEMORIAM

Por Antonio Sánchez García

Tuve el inmenso honor de conocerlo personalmente y admirar su gran cordialidad y su extraordinaria cultura. Fuimos hasta San Casimiro con Tulio Álvarez para recogerlo y reunirnos en Caracas en un almuerzo con amigos comunes, hondamente preocupados por la tragedia que ya se avizoraba y hoy parece enseñorearse sobre nuestra patria. Deseábamos conocer su opinión sobre los destinos de éste su bienamado, nuestro bienamado país. Me impresionaron su franqueza, la profundidad de sus palabras, la sencillez con que se refería a su vida pasada y en la que destacara como uno de los más importantes príncipes de la iglesia, no sólo de Venezuela sino del mundo entero. Y la naturalidad de su fe, inconmovible, siempre alegre y juvenil. Su verticalidad y su defensa intransigente de los valores cristianos. Recuerdo cómo, en cuanto subió al vehículo en que lo traía a Caracas, pidió nos encomendáramos a una beata que veneraba, de la que nos contó vida y milagros con entusiasmo juvenil. Hasta en sus invocaciones gustaba de la gente sencilla, humilde, popular. Como quienes le rodeaban en el retirado caserío cercano a San Casimiro, donde pasó su retiro luego de ser autorizado a dejar el Vaticano por el Papa Juan Pablo II.

En ese encuentro informal nos dio una lección de sabiduría política, de integridad moral, de grandeza y patriotismo. Nos relató su vida pasada desde su juventud en Roma y sus trabajos en tareas de primera importancia en el Vaticano. Se refería a Juan Pablo II y a Benedicto XVI con profundo respeto, pero con la natural simpatía de un Par Inter Pares, de quien había compartido con ellos días y días de trabajos conjuntos. Había sido mano derecha del Papa Peregrino y su principal asesor en asuntos de derecho canónigo, del que era uno de los más profundos conocedores. Fue así, como al pasar, que supimos de sus paseos por los espacios del Vaticano y la Roma inmortal junto al cardenal Ratzinger, uno de sus entrañables amigos y compañeros, elevado al máximo rango eclesial bajo el nombre de Benedicto XVI. Había estudiado teología y filosofía en Bonn, entonces capital de la Alemania Federal , y hablaba su idioma con absoluta fluidez. Como otros idiomas, políglota y culto como era.

De allí la sorpresa de ver unidos en una misma figura una gran cultura universal con la sencillez de un hombre del común, un hombre de nuestro pueblo. Fiel a los principios de la iglesia y a su humilde y sencilla venezolanidad era al mismo tiempo un demócrata ejemplar. Intransigente frente al crimen político, a los abusos de autoridad, a la charlatanería, la prepotencia, la corrupción y el estupro que se han apoderado de su amado país tras las falsas vestiduras del socialismo. Luchó desde su juventud contra el totalitarismo soviético que pretendía apoderarse de Italia, en donde se encontraba realizando sus estudios. Y jamás se dejó embaucar por los cantos de sirena de teologías engañosas e infecundas. El mensaje de Cristo estuvo para él siempre indisolublemente vinculado con la idea de la libertad, de la emancipación, de la plena vigencia de los derechos humanos. Del auxilio y solidaridad con los pobres y la lucha por terminar con la miseria, en todas sus expresiones.

El pueblo de Venezuela pierde en él a su mejor, a su más insigne, a su más preclaro hijo. La Iglesia , a su gran príncipe. La lucha por la libertad y contra la ignominia imperante es el mejor y el único homenaje que debemos rendirle.

Dios lo tenga en su gloria.


sanchez2000@cantv.net
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